viernes, 22 de abril de 2011

la política: una amenaza para el lobo ibérico


Hoy me han sorprendido los siguientes titulares: "El Senado autoriza la caza del Lobo al sur del Duero" y "Los cazadores celebran la posibilidad de abatir lobos".

Si, habéis leido bien, el Senado y concretamente la Comisión de Medio Ambiente ha aprobado una propuesta del PP para que el lobo pase de ser una especie protegida a una especie "susceptible de medidas de gestión", o lo que es lo mismo: que se pueda cazar.

Suerte que no es una decisión firme, puesto que es la Unión Europea la que puede parar esto, ya que es la Directiva Hábitat la que protege al lobo y lo cataloga como "especie protegida".

Entre los argumentos que podemos encontrar para llegar a aprobar esta propuesta encontramos los supuestos ataques masivos contra el ganado de la zona y como no: los beneficios económicos que supondría autorizar estas batidas contra los lobos.

No olvidemos que hasta el día de hoy, el lobo ibérico es una especie en peligro de extinción y que los ganaderos reciben ayudas económicas como compensación por "supuestos" ataques. Todo ello con una sola intención: cumplir la Directiva Hábitat y proteger a una especie amenazada. Además, el lobo aparece en la Relación de Especies incluidas en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, aprobado este mismo año por el Real Decreto 139/2011.

Permitidme que dude algunas cuestiones como:
- ¿Cuáles son los ataques reales producidos al ganado por parte del lobo?
- ¿Es la mejor solución permitir la caza de lobo ibérico para evitar el problema?
- ¿Se podrían considerar otras opciones antes que dar vía libre a que los cazadores acaben con la especie?
- ¿Tenemos que creer que los ganaderos y cazadores furtivos no están matando lobos a día de hoy?

En mi opinión creo que se podría solucionar el supuesto problema que sufren los ganaderos buscando medidas que respeten a la natureza, pongo como ejemplo la gestión que se está realizando en algunas zonas de España con los osos para evitar los ataques a las colmenas de los apicultores.

jueves, 21 de abril de 2011

Sin clorofila

Cuando paseas por el campo a veces encuentras cosas que llaman la atención. Es el caso de esta planta que surge sin más del suelo, de un color rojo intenso.

Es una planta herbácea perenne y sin clorofila, con flores amarillas, conocida científicamente como Cytinus hypocistis y que vulgarmente recibe diversos nombres según la zona donde nos encontremos: meleras, teticas de doncella o colmenillas.

El fruto de esta especie es amarillo, en forma de baya. Es una planta comestible y segrega una sustancia dulce de sabor comparable a la miel, de ahí que también se les llame meleras. Parece ser que también tiene otras propiedades farmacéuticas como antidiarreico y astringente.

La denominación específica hace referencia a que "nace junto al cisto" o jaras. Es una planta parásita en raíces de diversas Cistáceas, vive de los efluvios de sus víctimas. En este caso la encontré junto a un rodal de jaras blancas (planta hospedadora), que florecen en primavera y son preciosas. Si buscas junto a las jaras con un poco de paciencia seguro que las encuentras.


martes, 19 de abril de 2011

Aliaga y los cuatro


La luz entre las sombras era el título que le di hace unos días a una entrada sobre el nacimiento de nuevos linces en el centro de cría en cautividad de El Acebuche, en Doñana. Hoy puedo decir que ese título es más acertado porque estos cachorros de Aliaga, que nacieron el día 5 de abril, ya empiezan a abrir sus ojitos, como podéis ver en la foto.

Son 4 pequeños peluches que han crecido considerablemente en sólo un par de semanas y aunque todavía son bastante torpes no paran quietos, luchando por sobrevivir. Seguiré su evolución para contarlo.


domingo, 17 de abril de 2011

mochuelo, ave del año 2011

Casi con la maestría del gran búho real, pero apenas con el tamaño de una paloma, este pequeño y aun relativamente abundante búho de bolsillo está viendo cómo poco a poco se van reduciendo sus ancestrales poblaciones, tradicionales ya en la mayor parte de nuestros viejos olivares, construcciones humanas no necesariamente abandonadas y arboledas de tipo mediterráneo. Este pequeño duende de ojos de azufre, que es nuestra rapaz nocturna más diurna y a la vez la más abundante, es también el encargado de cobrar la renta a todos los animales inferiores a su peso que viven en el piso bajo de la pirámide ecológica de nuestra Naturaleza, la misma pirámide que preside la especie humana desde un poco antes de que el mundo natural empezara a degradarse. Es precisamente esta degradación, entre otras cosas, lo que un día puede acabar con esta singular especie, unas cuantas más que dependen de ella, y con ellas inevitablemente la nuestra también. Esto es algo que todavía no hemos terminado de entender, a pesar de nuestra desarrollada inteligencia, y es que a estas alturas de la vida, el mero hecho de querer proteger a un concreto animal o vegetal todavía suena a una vana excusa más para defender algo que aparentemente sólo interesa a unos pocos colectivos que acostumbran a ponerse camisetas con motivos de tipo naturalista o ecologista y cortar nuestras carreteras con sus pancartas, siempre a favor o en contra de algo o alguien que aparentemente para cualquier ejemplar de Homo sapiens urbano carecen de sentido. ¿Aparentemente? Lo que quizá no sabe todo “sabio de bar” insuficientemente documentado que tanto se queja de toda esta gente es precisamente la poco adecuada para nosotros trascendencia que puede traer tras de sí la desaparición de una sola especie, ya sea animal o vegetal. Sabemos de sobra ya, que en el contexto pura y netamente natural, los animales salvajes no evolucionaron en el campo precisamente para que nosotros los miremos con unos prismáticos o les hagamos una foto, y mucho menos para que los contemplemos detrás de una reja. Los animales representan en su medio algo más que eso. Entre todos forman un todo, cada uno con su cometido, y cada una de las especies es imprescindible para alguna especie más que necesite de alguna forma de las que le rodean. A tal efecto, y como simples ejemplos, digamos que los conejos dan de comer a sus depredadores, la hierba a su vez alimenta a estos conejos, las ratas y las hormigas eliminan buena parte de esos desechos que están donde no deberían estar, los buitres se encargan de limpiar nuestros campos de cadáveres (animales, evidentemente), las abejas son las que se ocupan de llevar a cabo ese gran milagro que es la reproducción entre plantas y árboles para que puedan seguir proporcionándonos oxígeno, los árboles han aprendido a fabricar frutos para que las aves y los mamíferos transporten sus semillas hasta otros lugares, etc. Basta con que rompamos uno solo de los eslabones de la frágil cadena que sujeta a esta gran empresa para que la naturaleza se quede coja y todo el motor de la vida deje de funcionar adecuadamente. Cuando falta una especie que siempre ha estado en un lugar determinado, las demás especies que dependían de ella, directa o indirectamente, tarde o temprano tendrán que optar por adaptarse y evolucionar por otro camino o, en el peor de los casos, al cabo de un tiempo de crisis también se extinguirán. El mochuelo europeo (Athene noctua) es todavía abundante, pero sus poblaciones están disminuyendo notablemente. Solo si conseguimos que a finales de 2011 se haya mantenido o incluso incrementado esta población allí donde haga falta, podremos decir con orgullo que este ha sido realmente el año del mochuelo. Y si encima hemos logrado realzar las poblaciones de otras especies autóctonas y ecológicamente beneficiosas para la Naturaleza, también será en buena parte nuestro gran año.

lunes, 11 de abril de 2011

al límite de la esperanza


"Al límite de la esperanza" es el título de un documental, que como no podía ser de otra manera, habla sobre el lince ibérico.

Es un documental que vi en TVE2 hace tiempo y que me ha costado encontrar en la red. Me gusta por muchas cosas, la primera porque transmite un claro mensaje de necesidad de conservar a la especie, también por las fabulosas imágenes de la vida de los linces en Doñana y Sierra Morena y porque nos muestra el magnífico trabajo que se está realizando en el proyecto de cría en cautividad del lince ibérico, algo que no es fácil de ver.

Te animo a dedicarle unos minutos al lince ibérico a través de estas bellas imágenes. Puedes verlo en este enlace.

Espero que lo disfrutes tanto como yo.

martes, 5 de abril de 2011

la luz entre las sombras

El nacimiento de nuevas crías de lince ibérico nos da una nueva esperanza de que tal vez no sea demasiado tarde, de que tal vez por una vez el ser humano ha llegado a tiempo de salvar de la extinción a una de las criaturas más perfectas de la naturaleza.

Hoy, 5 de abril, una lincesa que vive en Doñana ha dado a luz a estos 4 cachorros . Estos nuevos linces representan la luz entre las sombras, la esperanza de que algún día dejemos de ver a esta especie en la lista de especies amenazadas.



Salvar al lince ibérico significa también conservar el ecosistema al completo, incluidas todas las especies animales y vegetales que conviven con él, significa dar un paso en favor de la biodiversidad y mantener nuestra identidad. Por eso, le pese a quien le pese, debemos hacer todo lo posible porque nuestro lince ibérico, el felino más amenazado del planeta  vuelva algún día a pasearse tranquilamente por nuestra Andalucía, y quien sabe si también por el resto de la Península Ibérica, libre de venenos, cepos, atropellos y cazadores sin escrúpulos.

Le seguiremos la pista a estos pequeños linces, los más bellos del mundo

sábado, 2 de abril de 2011

¿vista de búho?

Casi como si quisieran delatar su silenciosa presencia, los dos grandes cristales oculares de un eficiente cazador, el búho chico (Asio otus), destacan notablemente entre lo más oscuro y frondoso de un espeso manchón de bosque mediterráneo. Dos ojos preciosos que entendemos que dotan de una visión perfecta a un cazador preparado para sobrevivir en lo más oscuro de la noche. No obstante, recientemente se ha podido comprobar, a pesar del tesón que nos caracteriza y que tantas veces nos lleva a casi inventar motivos que nos hagan deleitarnos con algunas cualidades, unas ciertas y otras no tanto, de algunos de nuestros representantes del gran reino animal, que las rapaces nocturnas no ven tan bien en la oscuridad como anteriormente se había querido pensar. Siempre se había dicho que cualquier estrigiforme tiene tal sensibilidad a la luz que es capaz de ver en una oscuridad casi completa. En general, hasta que se comprobó lo contrario, siempre suponíamos que las lechuzas y los búhos tenían unos ojos hasta 100 veces más sensibles a la luz que los del ser humano con más vitamina A. Sin embargo, no hace mucho que se descubrió, a través de las pruebas que suelen hacer los científicos para poder apoyar sus teorías, que esta hipótesis podía más bien ser un tanto exagerada. A través de estas pruebas, fiándose de ellas incluso más que del análisis de la proporción de conos y bastones presentes en los ojos de estas aves, se ha descubierto que las lechuzas son sólo 2 veces más sensibles a la luz que nosotros, y en el más exagerado de los casos, quizá hasta 10. Entonces… ¿cómo consiguen estas aves eminentemente nocturnas cazar en oscuridad total animales tan esquivos como pueden ser por ejemplo los ratones de campo, que conocen perfectamente su territorio y que siempre van a tener miles de sitios donde esconderse, sin terminar, en el mejor de los casos, con más hambre que la que ya tenían y sin consumir en su caza más energía que la que se necesita para llevar a cabo la captura de dichas presas? En las pruebas que os contaba se introdujo a una lechuza blanca (Tyto alba) sana en una gran habitación en total oscuridad, en lo alto de un posadero, y se le observó con una débil luz infrarroja, una luz que al igual que nosotros no pueden ver estas aves, y con unas cámaras especiales que sí pueden captar esta luz. Se le soltó un ratón, que corría y corría por el suelo desnudo, pero la lechuza jamás atacaba. Así podía estar horas y horas, pero nunca llegaba a atacar, porque a la lechuza le era imposible ver u oír a su presa, y por tanto ni siquiera se percataba de su presencia. Posteriormente se cubrió el suelo de hojas secas, se apagó de nuevo la luz, y se volvió a soltar al ratón. En cuanto el pequeño roedor comenzó a moverse, empezó a producir en esas hojas un ruido minúsculo, el más sutil de los crujidos, justo lo único que necesitaba nuestro cazador para localizar a su presa. Casi sin pensarlo la lechuza se desplomó con las alas cerradas del posadero donde descansaba, abriéndolas para frenar la caída justo antes de tocar el suelo, tal como lo haría un paracaidista, en oscuridad total, calculando la distancia que le quedaba para llegar al suelo sola y únicamente con la ayuda del sonido que producía el ratón al moverse. Pero las garras no caen sobre el ratón. ¿Ha fallado? No, todavía hay que afinar la localización. Justo en el momento en que la lechuza tocó el suelo, el ratón, de un gran salto, empezó a correr, produciendo mucho más ruido. Con una precisión y una rapidez que ya quisieran para sí el más perfecto de los galgos, en menos de 2 segundos, y guiándose sólo por el sonido, la lechuza ya había atrapado al ratón. Así varias veces, con varias lechuzas. De esta forma se ha podido comprobar que el oído de las rapaces nocturnas es uno de los más perfectos del mundo. De hecho, podemos afirmar que toda su cara es como una gran oreja. Esa forma tan peculiar que suele tener la cara de casi todas las rapaces nocturnas no es otra cosa que una gran parábola que concentra todos los sonidos, hasta el más mínimo de los rumores, en los oídos internos de estos perfeccionados rastreadores de sombras. Todo esto, unido a su asimetría auricular, o dicho de otra manera, el hecho de que estos animales tengan un oído interno más alto que el otro, es lo que les permite localizar el origen de cualquier mínimo sonido que pueda producir la presa más silenciosa incluso en la más negra de las sombras de la noche.