A veces me encuentro con noticias que me desmoralizan, me hacen pensar si realmente sirve para algo tanto trabajo y esfuerzo por conservar lo poco que nos queda de biodiversidad y de espacios naturales. Es el caso de linces tiroteados o de incendios forestales provocados.
La semana pasada conocimos la noticia de que habían encontrado 6 águilas imperiales muertas en la finca La Encomienda de Mudela, en el municipio Viso del Marqués (Ciudad Real), una especie en peligro de extinción y considera la rapaz más amenazada en Europa. Descartando la absurda teoría del suicido colectivo, todo apuntaba a que detrás de este crimen andaba la mano de una o varias personas.
Unos días después, el gobierno autonómico de Castilla-La Mancha informa de que han encontrado cebos envenenados dentro de una parcela cercada en el paraje denominado “El Peñón”, de unas 15 hectáreas, que mantiene un pequeño aprovechamiento ganadero. Los cebos fueron analizados y ya tenemos los resultados. Tal y como se sospechaba, el informe toxicológico revela que la causa de las muertes de estos magníficos ejemplares de águila imperial es el envenenamiento producido por Aldicarb, el mismo producto encontrado en la finca antes mencionada.
Es de resaltar que la gestión de esta finca donde se hallaron las aves muertas corresponde al Organismo Autónomo Parques Nacionales, dependiente del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Es por este motivo que no entiendo qué es lo que ocurre para que en un espacio protegido por la ley y por el Ministerio de Medio Ambiente se lleve a cabo un atentado contra la biodiversidad.
Sólo espero y deseo que por una vez se haga justicia y que estos hechos tan lamentables no vuelvan a ocurrir nunca jamás.
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