Los datos a día de hoy son lamentables, en España se han
quemado cerca de 140.000 hectáreas de superficie forestal en lo que llevamos de 2012. Es el peor
año de la última década, esta superficie
es más del triple de la del 2011.
El fuego ha arrasado zonas de alto valor ecológico a lo
largo y ancho de nuestro país, tanto en la península como en las islas. Y lo
peor de todo es saber que todos o casi todos estos incendios han sido
provocados de forma intencionada o por acciones negligentes e irresponsables,
es decir, que se podrían haber evitado.
El paisaje que deja un incendio forestal es desolador,
tardarán años, incluso varias décadas en recuperarse esos terrenos, eso sí, con
una buena gestión de los mismos.
Ha sido un año muy seco y estamos viviendo días de mucho
calor, esto favorece que el fuego se propague muy rápidamente y arrase con toda
la vida que encuentra en su camino. El color verde, el color de la vida, cede
el paso al luto.
Los incendios forestales suponen una serie de consecuencias:
- Muerte de gran cantidad de animales, especialmente aquellos que no tienen una alta capacidad de desplazamiento o que se ven rodeados por las llamas sin poder escapar. Además, se pierde el hogar de estos animales, los que han escapado deberán buscar otro refugio y otra fuente de alimentación.
- Muerte de todo tipo de vegetación, todos los estratos son calcinados.
- Aumentará la erosión cuando aparezcan las lluvias, ya que la vegetación no podrá ejercer de colchón para el impacto de las gotas de agua. Lo que provocará a su vez, la eliminación de la capa superficial del suelo, la capa fértil, limitando el asentamiento de nueva vegetación.
- Contaminación atmosférica: una gran liberación de CO2 y otros gases contaminantes durante el incendio, pero también dejarán de ser un sumidero de estos gases, al eliminarse la vegetación.
- Contaminación de las aguas: la lluvia arrastrará las partículas calcinadas y la tierra hacia los cursos fluviales.
- Pérdidas económicas: se perderán todos los aprovechamientos sostenibles que se venían haciendo en ese lugar, como pueden ser la apicultura, ganadería, la recolección de corcho, piñas, setas, etc, etc. Se perderán también ingresos por turismo activo o de naturaleza: senderistas, aficionados a la ornitología, deportistas,…
Las administraciones públicas deberían ocuparse y
preocuparse de poner todos los medios a su alcance para evitar que se produzcan
los incendios forestales: más vigilancia en los montes, más labores de
prevención, más pastoreo controlado, y más rapidez para controlar el incendio.
No se puede escatimar en recursos que
protejan la vida de nuestros espacios naturales.
Como ya he defendido en otras ocasiones, este tipo de actos,
deberían ser considerados como terrorismo ambiental.
Tienes razón, Lincesa. Es una barbaridad lo que está ocurriendo este año. Los incendios son catástrofes que podrían evitarse con una buena gestión y algo de dinero. Pero ya sabemos lo que opina del medioambiente la clase política...
ResponderEliminarA mí se me quemó el campo hace un par de años, y casi la casa (porque vivo en el campo). Durante muchos meses salías y te manchabas la ropa o los pies de negro, y todo lo que veías eran cenizas. Y hoy todavía quedan restos del incendio, dos años después...
Me arrasa ver los montes calcinados, los cadáveres de los animales que no han podido huir, los esqueletos negros de los árboles que hasta hace muy poco resguardaban con su sombra el monte. Es horroroso. Estoy completamente de acuerdo contigo de que debería ser considerado terrorismo ambiental.
Un beso desde las Extremaduras.