martes, 1 de febrero de 2011
código ético
No todo va a ser salir al campo con una cámara y punto… ¿verdad? Los animales, las plantas, la Naturaleza en general y todo lo que la rodea está formado principalmente por seres vivientes, que sienten exactamente igual que nosotros, y por otros elementos, llamémoslos inertes, tales como piedras, grietas, montañas, llanos, cárcavas, ríos y demás infraestructuras naturales o artificiales que sirven para dar cobijo y en definitiva para proporcionar una cierta dosis de vida a todos estos seres. Si no respetamos todo esto, mañana no tendremos ni un solo ápice de tierra natural sana, ni un solo atisbo de vida. El solo y mero hecho de “ponerse delante de un bicho” con una cámara implica, en mayor o menor medida, causarle algún tipo de molestia al bicho en cuestión, aunque sea mínima. No tiene sentido descuidar ninguno de estos aspectos por coleccionar un par de fotos, y desde mi punto de vista (y creo que desde el punto de vista de cualquiera que ame la vida propia y la ajena) creo que una persona que no sigue unos pasos básicos que le ayuden a causar el mínimo impacto posible al medio natural que le rodea nunca merecerá llamarse “fotógrafo de naturaleza”. Para conseguir todo esto se ha ideado lo que los fotógrafos y naturalistas en general llamamos el Código Ético del Fotógrafo de Naturaleza:
1. La seguridad del sujeto y la conservación de su entorno son siempre más importantes que la obtención de su fotografía.
2. Hay que documentarse ampliamente sobre la biología y el comportamiento de las especies a fotografiar, con el fin de prevenir actuaciones improcedentes. Asimismo, adquirir también los conocimientos técnicos necesarios para abordar con seguridad la fotografía de seres vivos en cada situación que se presente.
3. Solicitar los permisos necesarios a las autoridades competentes para fotografiar especies y enclaves que lo requieran por ley, y si los terrenos son privados, también a sus propietarios. Hay que ser respetuoso con el modo de vida de las personas que viven y trabajan en el medio natural.
4. Para fotografiar fauna, se debe trabajar preferentemente con ejemplares libres y salvajes en su medio natural, sin alterar su normal comportamiento. Hay que evitar las situaciones delicadas como animales incubando o con crías recién nacidas, especialmente en condiciones meteorológicas desfavorables, (frío, lluvia, sol directo…). Si las condiciones permiten el trabajo fotográfico habrá que tomar las máximas precauciones, desistiendo si las crías corren algún peligro.
5. Se evitará en lo posible el traslado de especies para su fotografía en estudio. Se retornarán a su lugar de origen, sin daño alguno, y en el plazo más breve posible, aquellos especímenes que, excepcionalmente, hayan sido tomados de su hábitat, quedando excluidos aquellos que están protegidos por la ley si no se dispone del permiso de las autoridades competentes.
6. Para fotografiar flora, hay que trabajar preferentemente en el campo, evitando arrancar total o parcialmente las especies, quedando excluidas de esta consideración las especies protegidas.
7. No debemos rehuir informar que una fotografía ha sido realizada en condiciones controladas. Las fotos en zoológicos, centros de fauna y similares, pueden suponer una mayor tranquilidad para las especies más escasas y vulnerables.
8. Evitar el corte de ramas y vegetación para camuflar los escondites (hide) que se emplean para la fotografía de fauna salvaje, utilizando preferentemente redes de hojas artificiales o en su defecto ramas muertas y vegetación seca.
9. El camuflaje natural de un nido, manipulado para una sesión fotográfica, debe ser restaurado a su término. Las ramas se atarán mejor que cortarán y, por supuesto, nunca se dejará expuesto el nido a depredadores, a otras personas o a las inclemencias del tiempo.
10. Evitar manipular cualquier elemento mineral o arqueológico de modo que pudiera alterarse irremediablemente la integridad de una formación geológica o paleontológica.
11. Pasar desapercibidos siempre durante nuestro trabajo de campo, no atrayendo la atención del público o de un depredador. No revelar la localización de especies raras o amenazadas, salvo a investigadores acreditados y administraciones competentes que contribuyan a su protección.
12. Hay que mantener siempre limpio el lugar de nuestro trabajo de campo, eliminando también cualquier huella de nuestra actividad.
13. El fotógrafo de naturaleza que trabaje fuera de su país debe actuar con el mismo cuidado y responsabilidad que si estuviera en el suyo propio.
14. Informar a las autoridades de cualquier infracción que observemos contra la Naturaleza, incluidas las actuaciones al margen de la ley que pudieran realizar otros fotógrafos.
15. Colaborar con otros compañeros para mejorar las condiciones de trabajo en la Naturaleza, divulgando al mismo tiempo el presente código ético entre todos aquellos que lo desconozcan.
Fuente: AEFONA (Asociación Española de Fotógrafos de Naturaleza).
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